miércoles, 6 de febrero de 2013

Atlco. de Madrid 1 Betis 0


Atlético de Madrid 1 Betis 0 por acosart
El Atlético acrecentó los complejos del Betis en el Calderón gracias al desestabilizador por excelencia Diego Costa. A los seis minutos de salir al campo, el brasileño decidió el choque con un cabezazo y terminó por sacar del partido a los de Pepe Mel en un final polémico en el que hubo de casi todo. En el regreso del 'Tigre' al Manzanares, el brasileño fue el rey de la selva. Su rugido despertó a los de Simeone de un prolongado letargo y enfureció a sus rivales hasta el punto de hacerle perder los papeles. Provocador, sí, pero decisivo y con el suficiente carácter como para cambiar el destino de un partido. Así es Diego Costa y así fue en el día que el Atlético más necesitado estaba de su genio. Hasta su entrada al terreno de juego, el partido había transitado por un camino repleto de circulaciones intrascendentes y ausencia total en las áreas, a excepción del primer cuarto de hora de partido. El ambicioso inicio rojiblanco desapareció tras las dos ocasiones falladas por Arda Turan y la evidente falta de ritmo de Falcao. El 'Tigre' intimidó con su presencia y poco más. Debió imponer respeto el colombiano y el Calderón al Betis, porque los de Mel no se parecieron en ningún momento al equipo eléctrico y atrevido que ha escalado puestos hasta la zona de privilegio. En el Manzanares se olvidó de atacar y propuso un duelo de desgaste del que resultaba difícil salir bien parado. La guerra de Diego Costa Le iba bien hasta que entró Diego Costa. El Atlético perdía fuelle según pasaban los minutos pero el brasileño apareció para soplar con fuerza. A los seis minutos de pisar el césped, aprovechó una indecisión de Adrián en un saque de esquina para marcar de cabeza a placer. Decisivo. Consiguió inyectar una dosis de tensión a sus compañeros y otra de adrenalina a sus rivales. A algunos como Amaya, que ya le tenía tomada la matrícula de antes, ni siquiera le hacía falta. Él y casi medio equipo acabaron por irse del partido en su obsesión por marcar territorio ante el brasileño, que se mueve como nadie en esas aguas de crispación y conflicto. Provocador. Y en esa guerra murió el partido. Diego Costa aceptó mil y una batallas y salió triunfador. El Calderón es su territorio y nadie sale de ahí con una mínima recompensa. No esta temporada. (Marca)

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