Valencia 4 Betis 0 por acosart
Los problemas en el fútbol se olvidan con goles y el Valencia se aplicó el cuento. Después de unos días de demasiada tensión por la derrota en el Calderón, los de Emery golearon al Betis e hicieron las paces con Mestalla, que comenzó siendo muy borde y acabó mimando a su equipo y preparando la remontada del jueves.
El Valencia respondió justo cuando tenía que hacerlo para obligar al Málaga a conquistar el Reyno, para avisar al Atleti y, lo más importante, para no perder a su afición, con la que se abrazó entre gol y gol y con la que compartió muchas sonrisas y miradas de complicidad. Lo necesitaba el valencianismo.
El conjunto de Emery amansó a las fieras muy pronto. Jonas marcó a los seis minutos y todo fue mucho más cómodo cuando se esperaba una noche de rayos y truenos. Escampó en Mestalla y el Valencia ganó al Betis con excesiva comodidad. Los verdiblancos, ya salvados, se tomaron el día libre. Con eso no se contaba.
Todo se hace mejor con cariño
Una de las mejores noticias para el Valencia fue la aportación de Canales, que no ha perdido su magia tras su grave lesión. El niño siempre sonríe y contagió su felicidad a sus compañeros, con los que se lleva muy bien. De su bota derecha, la que menos utiliza, salió la mejor ocasión de la primera mitad si nos olvidamos del gol. El palo se cruzó en su camino. De la otra pierna, ya en la segunda parte, nació el segundo tanto que cerró el partido.
Poco antes de ese gol de Feghouli, un pillo, el Betis se quedó con uno menos por la expulsión de Dorado por roja directa. El central cometió falta cuando era el último hombre, pero el jugador francés arrancó en fuera de juego. Eso pasó en el 57' y seis después llegó el 2-0. Ahí desapareció un Betis que nunca probó a Guaita. Pudo estar de portero hasta un recogepelotas que hubiese pasado casi lo mismo.
La media hora final sirvió para que Mestalla disfrutase, que no es poco. Soldado y Piatti, goleadores, se apuntaron a la fiesta (Jorge Molina se fue a la calle por protestar tras el 4-0) y la afición che cantó a los cuatro vientos que se ve en Bucarest. Tendrá que remontar, aunque ya sabe que su equipo le sigue teniendo mucho cariño. (Marca)
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