Sevilla f.c. 1 - 2 Real Betis por triana1952
Ya lo decía Marcelino, que Sevilla y Betis no competían en la misma Liga. Y tenía razón. Los nervionenses son ahora mismo un conjunto apocado, una dolorosa sombra de aquel equipo que paseó su nombre por Europa con notable éxito no hace muchos años. El proyecto hace aguas desde hace tiempo pero quizás hacía falta un varapalo como el de este miércoles para que más de uno se quite la careta. Porque es muy difícil planificar peor una plantilla y esperar que el equipo luche por la Champions por muy desacreditada que esté nuestra Liga.
El Betis es la otra cara. Con muchos menos mimbres, producto de su delicada situación económica, ha sabido armar un equipo más que aseado que ha regalado muchas noches de alegría a su parroquia. Ha sido irregular, no cabe duda, pero cuando se ha puesto a jugar ha demotrado que su plantilla era más larga de lo que muchos pensaban.
Míchel será la siguiente 'víctima' de la trituradora de entrenadores en la que se está convirtiendo la planta noble del Pizjuán
Lo dicho, Marcelino tenía razón y Míchel ha acabado de entenderlo este miércoles. No puede reprochar nada a sus hombres, porque se vaciaron en el intento. Las faltas que dieron lugar a los dos tantos de Beñat sólo atestiguan la candidez de la zaga rojiblanca y eso en ningún caso es culpa del técnico, que tenía a Escudé y Spahic lesionados.
El madrileño será la siguiente 'víctima' de la trituradora de entrenadores en la que se está convirtiendo la planta noble del Pizjuán, porque siempre es más fácil señalar al otro y la grada pide sangre tras la última y dolorosa afrenta de esta campaña para olvidar. Con él irán cinco. A lo mejor los males no están en el banquillo...
El Betis en cambio tiene la línea perfectamente marcada. Sólo necesita respetar el actual bloque y acertar con unos cuantos fichajes, porque el panorama es ilusionante. Hasta la pujante cantera verdiblanca aporta su granito de arena en pos de un renacer que puede ser sonado si, repetimos, se hacen las cosas con paciencia y buena letra, porque las prisas son malas consejeras.
Ni con 1-0 a los cinco minutos
El partido, huelga decirlo, fue un perfecto calco del momento vital de cada una de las dos orillas de la capital hispalense. Empezó mejor el Sevilla, que vio puerta a los cinco minutos por mediación de Negredo, pero el Betis se repuso con celeridad y llevó el partido a su terreno, que pasaba por un partido de ida y vuelta consciente de que, hoy por hoy, cuenta con jugadores más desquilibrantes y, sobre todo, una defensa más fiable.
El segundo tanto de Beñat sabe dulce como la miel en Heliópolis pero el egoísmo de Rubén Castro casi le cuesta el triunfo al 'Mel Team
Los dos goles, ambos de Beñat, sólo premiaron el mejor desempeño de los verdiblancos, que siempre dieron la sensación de tener las ideas más claras y llevar más peligro con el balón en los pies. Beñat dio la puntilla en el 92', pero Rubén Castro rozó la misma sólo dos minutos antes.
El Sevilla en cambio careció de pegada, entre otras cosas porque Paulao se encargó de amarrar en corto a Negredo y Manu del Moral, para qué negarlo, no está para empresas de esta envergadura. Suya fue la mejor ocasión rojiblanca de la segunda parte pero su falta de acierto retrató del mejor modo posible su flojísimo partido. Otro tanto se puede decir de Reyes, al que las ganas no le faltan pero con eso no basta. Se salvó, como siempre, Jesús Navas.
El segundo tanto de Beñat sabe dulce como la miel en Heliópolis pero el egoísmo de Rubén Castro casi le cuesta el triunfo al 'Mel Team'. El canario se empeñó en culminar por su cuenta cada contra en una segunda parte con claro color visitante, si no en dominio sí en ocasiones.
Así concluyó un derbi que puede y debe marcar un antes y un después en el devenir de los dos equipos hispalenses. El Betis tiene técnico, jugadores y proyecto. El Sevilla, en cambio, es un equipo depresivo que no ve el fondo del pozo por el que parece caer desde hace tiempo. La situación, siendo delicada, no es tan grave. Eso sí, siempre que se admitan los errores de bulto que han propiciado este descrédito. ¿Hay la humildad necesaria? Veremos. (Marca)
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